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Pilar Roig interviene en la bóveda de San Nicolás. / LP
Rescata tesoros perdidos y bien podría considerarse, salvando las distancias, la 'Indiana Jones' del patrimonio valenciano. Pilar Roig sonríe ante esa afirmación pues no se ve muy identificada. «Soy una entusiasta del arte que cuenta con un equipo interdisciplinar de más de 20 personas formado por grandes profesionales y profesores de la Universitat Politècnica de València». Por sus manos han pasado las grandes restauraciones de los últimos años. No tiene vértigo, pues asciende a lo más alto, a unos 14 metros de altura, para convertirse en la salvavidas de todo monumento en apuros. Como heroína al rescate de joyas artísticas, tiene pulso de cirujano y estabilidad de equilibrista. Trabajar con obras de arte únicas es una enorme responsabilidad sólo al alcance de unos pocos expertos.
La catedrática de Restauración ha dirigido más de 50 proyectos, entre los que destaca la recuperación de las pinturas murales de la Basílica y de la iglesia de San Nicolás, la ya considerada Capilla Sixtina valenciana. Ahora ella y su equipo, de nuevo con el apoyo de la Fundación Hortensia Herrero, trabajan con ahínco para devolver a la vida los Santos Juanes. El trabajo de Roig ha sido en estas últimas décadas, nunca mejor dicho, monumental. La restauración en la Basílica fue la simiente «del Instituto Universitario de Restauración del Patrimonio, único en España, y que permitió poner en marcha un trabajo interdisciplinar sin precedentes. Se abrieron grandes líneas de investigación con ingenieros, arquitectos, biólogos o químicos para elaborar una rehabilitación por fin integral», explica Roig.
«Montamos un departamento único en España de Conservación y Restauración de Bienes Culturales en la Universidad, lo que ayudó a poner en marcha proyectos de investigación que redundaban en Valencia», añade. Para llegar a los frescos de Palomino en la Basílica «adquirimos un andamio aéreo de cinco pisos, y es el que estamos usando en los Santos Juanes», donde la labor está siendo ingente. «Se acumulan muchas malas restauraciones y capas de estucos que quitar». La iglesia ha padecido varios incendios, «el más grave en la Guerra Civil, pues las llamas devoraron el monumento durante días y los estragos del fuego fueron devastadores. Hay muchísimo patrimonio oculto que estamos descubriendo, trabajamos con restauradores y otros oficios como estucadores o escultores... La labor es enorme», destaca la catedrática.
Está deseando que «el pueblo valenciano pueda volver a contemplar el blanco y oro». Para lograrlo el equipo de Roig cuenta con las técnicas más avanzadas. «El tratamiento digital de fotografías originales de los años veinte, retirando veladuras y dándoles color con impresoras especializadas, nos permitirá devolver a los Santos Juanes a su estado original. Sin esa documentación no habría sido posible». Y aunque parezca ciencia ficción, se utilizará una técnica de biolimpieza basada en bacterias devoradoras de suciedad producidas en el laboratorio de microbiología del Instituto de Restauración. «Se 'educa' a bacterias alimentándolas con el producto que se quiere limpiar».
Este gran avance partió de la estrecha colaboración de Pilar Roig con Gianluigi Colalucci (director de la restauración de los frescos de la Capilla Sixtina entre 1980 y 1994). Este método pionero –que se combina con otros recursos ya ampliamente utilizados como la luz ultravioleta, los infrarrojos o los rayos X para llegar a las pinturas originales– se empleó para ayudar a descubrir los impresionantes frescos de Dionís Vidal de la Iglesia de San Nicolás, proyecto llevado a cabo por la Universidad Politécnica, el Arzobispado y la Fundación Hortensia Herrero. Y es que para esta rescatadora de maravillas no hay nada más emocionante que descubrir, poco a poco, bajo capas de tiempo y polvo el alma de una obra de arte.